Otros diez libros imprescindibles (II)

Hace un par de meses hice una lista de los que considero «Diez libros imprescindibles«. Evidentemente, el índice está sujeto a mi criterio personal tras haberlos leído; aunque lo cierto es que, igual que hay muchos libros que no recomendaría ni a mi peor enemigo, aquella selección se me antoja demasiado sucinta, por lo que hoy me propongo ampliarla. Aquí os dejo otros diez títulos que considero muy recomendables.

La elegancia del erizo, Muriel Barbery. Novela de fácil lectura que relata con finura la historia de una portera en un barrio acomodado del París contemporáneo. Esta obra constituye una crítica perspicaz de las relaciones sociales actuales, muchas veces teñidas de una falsa amalgama cultural que solo conduce a la insatisfacción y al esnobismo, pues el dinero otorga riqueza, no así inteligencia.

Memorias de una vaca, Bernardo Atxaga. El libro está catalogado para lectores de entre 12 y 16 años, aunque el acierto de Atxaga al describir la situación a la que se vio sometida el País Vasco durante la posguerra franquista acerca la novela a cualquier tipo de público. Tierna, reflexiva y, sobre todo, sentimental, la vaca Mo nos transporta a la inocencia de quien solo observa el mundo con el prisma de la apacibilidad.

La familia de Pascual Duarte, Camilo José Cela. Violencia como única escapatoria a los problemas, crueldad como estructura de las relaciones sociales, miseria como forma de vida… Esta novela, primera de una corriente muy extendida en la literatura española de los años ´40, narra con crudeza la calamitosa existencia de las gentes de campo durante la posguerra franquista. Lo más duro de este libro es que cuenta una historia que supone la Historia, anales veraces compuestos por miles de familias como la de Pascual Duarte.

Las ratas, Miguel Delibes. Esta obra es la tercera de mi saga particular de ejemplares ambientados en el franquismo. Encuadrado en años posteriores a los de la inmediata posguerra, la novela relata la picaresca a la que se veían obligados los campesinos de los latifundios castellanos para escapar de la miseria impuesta por sus amos. Descripción descarnada y sublime, fiel retrato del sentir social de unos españoles contagiados de la dureza, de la fortaleza, de la inclemencia que sometió a generaciones enteras.

Primavera con una esquina rota, Mario Benedetti. Si algo caracteriza a Benedetti es el equilibrio que consigue su delicada pluma con la sencillez de su prosa. Novela ambientada también en una dictadura, la uruguaya, relata emotivamente cómo las fracturas políticas hacen mella en las relaciones sociales, en las emociones humanas. Desde una perspectiva sentimental y dolorida, la obra recorre el sentir de las diferentes personas que comparten un mismo drama.

La carretera, Cormac McCarthy. ¿Hacia dónde se dirigiría la esencia del ser humano tras una hecatombe mundial? Esta novela, ganadora del premio Pulitzer en 2007, relata el periplo de un padre y un hijo en una situación apocalíptica, donde no existen las normas, ni las instituciones, ni las autoridades, ni más reos o verdugos que aquellos que se van encontrando en el camino de huida. McCarthy retrata un mundo cubierto de cenizas, desesperado, en el que la única luz existente es la bondad de un niño y el amor que su padre profesa hacia él.

El invierno en Lisboa, Antonio Muñoz Molina. Ambientado en un mundo de jazz, contrabando de obras de arte, mafias y confabulaciones, este libro va trazando una historia de amor, o desamor, de esas que son únicas en la vida de una persona; un amor -o desamor- tan sublime que ni el tiempo, ni las circunstancias, ni el miedo son capaces de quebrar. Un amor tan excelso que es soberbio incluso en su desamor. Recomiendo ser presa de un sentimiento así de elevado al leerla, para poder imbuirse del verdadero espíritu de El invierno en Lisboa -o de lo que a mí fue capaz de transmitirme-.

Los renglones torcidos de Dios, Torcuato Luca de Tena. El relato cuenta la historia de Alice Gould, una mujer que ingresa en un hospital psiquiátrico para intentar resolver un crimen. O quizás eso es lo que su cerebro lucubra para encontrar explicación al por qué de su internamiento. La trama se desarrolla en la incertidumbre acerca de la -supuesta o no- locura de la protagonista,  recorriendo inteligentísimos diálogos y situaciones perfectamente hiladas a través de una sencillez en la prosa que la convierten en delicioso entretenimiento.

El libro de los abrazos, Eduardo Galeano. Escrito entre lo existente y lo onírico, ese mundo a caballo entre la realidad y los sueños que tanto caracteriza a la literatura latinoamericana, Galeano nos va conduciendo a través de cuentos, poesías prosaicas, prosas poéticas, relatos, crónicas, memorias, desmemorias y memorias desmemoriadas04 hasta llegar a la esencia de su humanismo, hasta alcanzar el sentir de «los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada». «Los que valen menos que la bala que los mata».

El estudiante de Salamanca, José de Espronceda. Gran exponente de la poesía romántica del siglo XIX, capaz de hilar los grandes preceptos de la tradición literaria de la época junto a innovaciones retóricas y arriesgados giros conceptuales. Espronceda ha sido uno de los más brillantes poetas de la literatura española, y esta obra de algo más de 1.700 versos es el mejor argumento para afirmarlo.

 

«Podría decir, incluso, que antes de ti había un color en las novelas que desdibujó el color de las novelas de antes de ti».

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