Rajoy no puede liderar la lucha contra la corrupción

Que Rajoy intente liderar la lucha contra la corrupción es como si Francisco Javier Martínez, arzobispo de Granada, intentase liderar la lucha contra la pederastia. No cuela. Especialmente si se tiene en cuenta que Rajoy está publicitando una serie de medidas que ya anunció en febrero de 2013. Lo interesante no es que esté repitiendo lo mismo que hace dos años, es que lo está repitiendo porque hace dos años dijo que tomaría una serie de medidas que no ha tomado aún. ¡Sí que le preocupa la corrupción a Rajoy!

El presidente del Gobierno declaró el 27 de noviembre en el Pleno del Congreso que el Partido Popular ha sufrido «temas serios» relacionados con la corrupción, y que «España no está corrompida, no generalicemos. Se empieza así y se acaba atacando el sistema«. Pues sí, claro que España está corrompida y claro que hay que atacar al sistema. Y eso no significa destruir el sistema, significa mejorarlo y trabajar para que sea más eficaz y eficiente, y para que no haya corrupción. Defender el sistema significa defender lo que tenemos ahora, y casualmente lo que tenemos ahora es lo que ha generado el hartazgo ciudadano.

El señor Rajoy es el presidente del Gobierno y, por tanto, la figura política que ha de llevar la voz cantante en los cambios que se produzcan en España. Sin embargo, hay muchos motivos por los que ni Rajoy ni el Partido Popular están capacitados para liderar la lucha contra la corrupción.

Rajoy ha permitido que Ana Mato haya seguido siendo ministra de su Gobierno aunque haya estado salpicada por un caso de corrupción casi desde el principio de la legislatura. No solo eso, sino que Ana Mato dimitió por el auto que dictó el Juez Ruz (en el que consideraba que la exministra se benefició personalmente de los negocios de su marido) y no ha dicho ni mu al respecto de la dimisión. Es decir, Rajoy pretende liderar la lucha contra algo sobre lo que no tiene el valor de pronunciarse.

Recordemos que cuando estalló el caso Bárcenas Rajoy intentó escurrir el bulto como si no pasara nada, pero irregularidades de tal envergadura como la financiación ilegal del partido de Gobierno hicieron que el presidente acudiese al Congreso, casi a la fuerza, a dar explicaciones. Resulta curioso cómo cargó toda la responsabilidad en el extesorero, reduciendo toda autocrítica al exceso de confianza que se había depositado en él. Un simple sms destapó que el presidente del Gobierno no había dicho la verdad ante los parlamentarios.

El diario El Mundo ofrece un mapa de la corrupción bastante ilustrativo, en el que divide la corrupción en España según el partido político implicado, la comunidad autónoma o la trama en cuestión. Según este gráfico, casi la mitad de políticos implicados en casos de corrupción en España son del Partido Popular (cabe destacar que un jugoso 30% corresponde al PSOE). Es decir, Mariano Rajoy preside el partido con mayor número de implicados en casos de corrupción de toda España. Ideal para liderar la lucha contra la corrupción.

Por otro lado, es necesario subrayar que Amnistía Internacional considera a España el octavo país con los partidos políticos más corruptos. Teniendo en cuenta que esos datos pertenecen a 2013, por lo que no incluyen ni la operación Púnica ni las tarjetas black de Bankia, quizás para el año que viene habremos escalado algún puesto en el ranking. Seguiremos estando a la cola en las clasificaciones de la OCDE, pero en cuestión de corrupción no hay quien nos gane dentro del «mundo desarrollado».

Mariano Rajoy lidera el partido político más corrupto de uno de los países más corruptos del mal llamado «primer mundo». Mariano Rajoy permite que siga habiendo corruptos o personas relacionadas en casos de corrupción dentro de su partido. Mariano Rajoy defiende a los miembros de su partido contra los ataques por corrupción hasta el final, hasta que las implicaciones judiciales evidencian las relaciones con tramas corruptas, y en ese momento abandona a su suerte a cualquiera que pueda suponerle un lastre. En definitiva, como muestran los hechos y los datos, Mariano Rajoy no está capacitado ni política ni moralmente para liderar la lucha contra la corrupción. Pero tranquilos, Rajoy es un hombre que cuando dice que hará algo finalmente no lo hace, o hace lo contrario.

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