El público lector necesita Público

Desde septiembre de 2007, momento en que el diario Público salió a la calle, he tenido varias fases en mi relación con ese periódico. Al principio lo acogí con entusiasmo, al fin un periódico de izquierdas dentro del panorama periodístico español, justo cuando El País empezaba a dar un «incomprensible» giro hacia la derecha en lo que a política internacional respecta («incomprensible» hasta el momento de conocer que ese giro venía dado por el nuevo accionariado que a través de diferentes vericuetos inversionistas se hacía con el poder de Prisa). Después, he de reconocer, taché Público de demasiado radical. Pensaba que era diferente ser de izquierdas que ser colérico, feroz y crítico hasta con el más mínimo detalle.

Pero después de dio por interesarme de verdad por la política y la economía. Me dio por constatar a través de cifras, me dio por leer las noticias en diferentes medios para contrastar y ver las diferentes opciones informacionales, me dio por estudiar un poquito de teoría política y de teoría económica, y me dio por contextualizar a través de la historia lo que pasa a diario (siempre dentro de una perspectiva amateur, pues mucho, lo que se dice mucho, no sé de nada). Y en el momento en que empecé a entender un poco lo que leía, me volví más radical, y volví a abrazar a Público.

Volví a abrazar que un medio nacional ofreciera las noticias desde una perspectiva diferente, volví  a abrazar que lo que se denomina «comunicación de masas» fuese a la vez «prensa alternativa», volví a abrazar que un periódico del siglo XXI tuviese la actitud que tenían los de los años ´30: la verdadera actitud de la prensa, la voluntad de cambio, la defensa de derechos, la lucha por la consecución de mejoras, la voz crítica y la esperanza por algo mejor. Suena demagógico, lo sé, pero es que lo siento cierto. Y ya lo he dicho, cuanto más me informo, más radical me vuelvo.

Hoy he hecho un recorrido por los periódicos nacionales, y he leído lo de siempre. Periódicos económicos que lejos de ser socialdemócratas keynesianos van de la mano de las teorías del beneficio de Milton Friedman, y periódicos de información general que contienen auténticas arcadas con forma de noticia.

El Mundo y ABC, que apenas hablan de las corruptelas del PP, editorializan sobre la trama socialista en Andalucía. La Razón coloca a Báñez en primera plana para primar su postura frente a la que puedan tener los agentes sociales en materia laboral. Cinco Días defiende que el contribuyente medio tribute lo mismo que una multinacional. El Economista que augura sobre el Fondo de Reserva y se muestra comprensivo con la posibilidad de que el año que viene no se puedan pagar las pensiones. Eso hoy, pero es así todos los días. Y periódicos como La Gaceta que no me atrevo ni a mirar.

La derecha controla las autonomías, controla el Gobierno central, controla las empresas y controla las supuestas directrices que ha de tomar la fe. Con la desaparición de Público, la derecha controlaría también la práctica totalidad de la prensa convencional, y es eso lo que no debemos permitir. Sería imperdonable ver cómo se esquilma la única posibilidad de expresión que tiene alcance real y no hacer nada, repito: imperdonable. Si nos quitan lo único que nos queda, la voz, que es la bidireccionalidad informativa que legitima la democracia (en la que debe haber hueco para la pluralidad ideológica), nos quitarán la democracia misma, y ya vivimos en un país con una democracia lo suficientemente debilitada como para andar jugando con ella.

#porquePúblicohacefalta

//

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s